domingo, 17 de octubre de 2010

Del garage familiar a empresa familiar

La tradición es la forma más sencilla de transmitir valores y expresiones culturales. 
José Luis Cisneros, Pasteles La Zarza. 
Por ser parte de una historia viviente combina al hombre presente con su pasado dando sentido, color, forma, carácter cultural y apariencia social al futuro de la sociedad. Sin duda alguna al hablar de negocios en México se puede relacionar el término “tradición” con una de las practicas más importantes dentro de la economía mexicana: Las empresas familiares. Dichas empresas son aquellas en las que las personas que toman decisiones estratégicas y operativas pertenecen a una o varias familias. En la actualidad, las empresas familiares forman parte del crecimiento de nuestro país, debido a que son parte de la fuente de riqueza y empleo. Cuando se habla de una empresa familiar, se suele pensar en una empresa pequeña, de tecnología nula con broncas familiares y una falta de control. Pocas veces nos vienen a la mente casos e historias de éxito como Bimbo, Comex, Cemex o Jumex que siendo empresas familiares se consolidaron como grandes consorcios mexicanos convirtiéndose en empresas globales.  
Seguramente has escuchado un dicho muy parecido a “De padre pastelero, hijo millonario y nieto pordiosero” que para efectos de nuestro tema ejemplifica a la perfección los casos de muchísimas empresas familiares que a lo largo de la historia no han tenido la capacidad de darle continuidad al proyecto que tienen en sus manos. Las estadísticas no mienten, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de cada 100 organizaciones que se crean, sólo 30 empresas llegan a manos de la segunda generación. Al menos 10 de ellas logran consolidarse dentro de la tercera generación. En México la muerte de las empresas familiares es de estado crítico ya que casi un 90% de ellas muere en tres generaciones. Estoy consciente de que son muchos los retos a los que se enfrentan las empresas familiares en el mercado mexicano. Hoy, es difícil imaginar una empresa en gran crecimiento, institucionalizada, con todo el profesionalismo de los grandes. No obstante, no es imposible cambiar de paradigma ya que existe la idea de una empresa familiar sólida que además de imaginar, se puede observar. Cómo gran ejemplo podemos mencionar a gran un emprendedor, el segundo hijo de una familia de 14 hijos al frente de una empresa de pasteles. ¿No me crees? Esta es la historia de Pasteles la Zarza. 
José Luis Cisneros nominado Endeavor Puebla supo colocar a Pasteles la Zarza como una de las favoritas en el gusto poblano. Si bien es cierto el pastel es una gran tradición dentro de nuestra cultura mexicana. Acompaña aquellos momentos importantes que perduran por siempre en las familias por casi décadas. Ya sea en cumpleaños, cenas, aniversarios, reuniones, o tan sólo por el simple gusto de compartir, el pastel siempre está para hacer de las reuniones un evento memorable. La historia de Pasteles la Zarza nos habla de que la empresa inició en un garage familiar al calor de un hogar con la clara intensión de poder desarrollar un negocio que permitiera ser el sustento de una gran y numerosa familia. Ninguno de ellos pensaron que para el año de 1992 La Zarza comenzaría a dar los frutos esperados. A través de la creación de una línea de productos propios lograron consolidarse tres años más tarde con lo que serían sus primeros dos puntos de venta de pasteles tradicionales. En 1997, para continuar el ritmo de crecimiento que hasta ese momento habían llevado, la empresa familiar tuvo que realizar un cambio en la dirección de la misma aunado a un par de inversiones estratégicas. Para Jose Luis este nombramiento significó uno de los mayores retos en su vida. Demostró que la decisión tomada por la familia Cisneros Madrid resulto ser acertada cuando el crecimiento de la empresa aceleró a paso veloz. A dos años de la reestructuración la Zarza paso de 2 a 6 puntos de venta incursionando en el mercado de la ciudad de México. Al poco tiempo en el 2001 llegaron a un crecimiento exponencial con 15 puntos de venta. 
La visión emprendedora de José Luis siempre ha sido en niveles gigantezcos, lo que ha ayudado a que se pueda llevar el negocio familiar al siguiente nivel. La Zarza inició el 2002 con nuevas instalaciones diseñadas específicamente para una alta eficiencia, equipo de alta tecnología para la elaboración de pasteles, sistemas de cómputo especializados e implementación de procedimientos y sistemas de gestión de calidad. Hoy la empresa de la familia Cisneros Madrid tiene presencia en ciudades del interior del estado de Puebla y de Tlaxcala como son Acatzingo, Atlixco, Cholula, San Martín Texmelucan, Tecamachalco, Tepeaca, Apizaco, Zacatelco y la Capital del edo. de Tlaxcala, así como dos sucursales más en la Ciudad de México, llegando a un total de 44 puntos de venta. A pesar de su crecimiento, La Zarza  no ha perdido de vista su mision inicial: Producir pasteles, postres y repostería que conserven siempre el sabor y calidad tradicionales; como hechos en casa. Esta pastelería es una prueba más de que la visión, el gobierno corporativo y el emprendedurismo son elementos clave para la creación, crecimiento y  éxito de una empresa familiar.